Creo que sería bueno evaluar
su visión”. Mediante frases de este tipo, podrá indicar a la familia su inquietud sobre la
posible dificultad, invitándola a explorar con mayor detalle. Jamás utilice expresiones
absolutas, tales como “ceguera”, o “este niño apenas ve”, que afirmen en forma taxativa
la presencia de dificultades visuales. Recuerde que se está sólo ante una conjetura y que
el diagnóstico únicamente puede efectuarlo el médico competente para estos fines.
Si se tienen sospechas de que un niño o niña presenta algún tipo de dificultad visual, es necesario comunicarlo desde el principio a las autoridades del centro de educación parvularia y analizar la información recabada con el resto del equipo educativo. Si las sospechas son fundadas, planifique una entrevista con la familia o adultos responsables del niño o niña, para señalarles la inquietud y sugerir que el párvulo sea evaluado por los profesionales médicos que corresponda, en este caso, pediatra y oftalmólogo respectivamente.
Es de suma importancia que comunique con cautela estas sospechas, a fin de no angustiar innecesariamente a la familia. Enfatice que constituye sólo una sospecha. Hable en términos relativos, utilice expresiones como “me ha llamado la atención que Antonia (por ejemplo), en ocasiones se acerca demasiado a la hoja, para dibujar.
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